A lo mejor, al descubrir quiénes somos te has quedado pensando qué tienes que ver tú con todo esto… Alguna vez has oído la palabra “vocación”, pero siempre has pensado que eso es cosa de curas y monjas… Y, claro, como la palabra está ya marcada, crees que vienen ahora cambiándola y hacen la misma pregunta de otra manera: “¿A qué soy llamado?”… “Pues no me siento llamado a nada, piensas, y menos a comerme la cabeza con el rollo de la religión”.
Pues mira, rollo o no, nosotros te llamamos a vivir, y ¡a vivir a tope!… No nos gustan ni los rollos, ni los come-cocos, ni el aburrimiento, ni la desgana… Nos gusta el movimiento, la alegría, la felicidad, la vida… Claro que el problema está en a qué llamamos vida.
Porque hay quien piensa que se trata de “tener” y se lanza a comprar de todo: ropa, música, aparatos, moto, coche… Descubre, al final, que tiene que pasar la vida trabajando como un loco para pagar las cosas y que no puede disfrutarlas.
Hay quien piensa que se trata de “hacer” y se mete en un ritmo endiablado de trabajo, amigos, competiciones, gimnasio, viajes… Descubre, al final, que está pasando la vida moviéndose sin parar, pero que no sabe a dónde va.
Hay, no muchos, que piensan que se trata de “conocer” y se apuntan a cuanto Curso sale: informática, psicologías, nuevos saberes… Descubren, al final, que están pasando la vida en mil curiosidades y sólo están consiguiendo una mayor empanada mental.
Y hay quienes piensan que se trata de “pasarlo bien” y no sueñan sino en la juerga: carreras, conciertos, cine, discotecas, fines de semana, botellón, sexo… Descubren, al final, que se distraen mucho, sí, pero que están vacíos.
Con planteamientos así corremos el riesgo de acabar experimentando la pobreza de quien sólo alimenta su vida de cosas…
¿A qué eres llamado entonces?… ¿Qué te estamos proponiendo?… VIVIR, PERO VIVIR DE VERDAD… “Yo he venido para que tengáis vida y vida en abundancia”, dice Jesucristo en su Evangelio (Jn 10,10) Él no viene a traer dolor, tristeza, abatimiento, olor a cera y a muerte… Él no recorta nuestra imaginación, ni limita nuestra libertad… A Él no le gusta el luto ni el sufrimiento…
Él ama la Vida y Él te llama a la Vida: Vida en profundidad (desde tu propio interior)… Vida en totalidad (abarcando todo tu ser: lo físico, lo sexual, lo afectivo, lo psíquico, lo espiritual)… Vida en horizontalidad (abriéndote a las demás personas, a los otros seres y al mundo)… Vida en plenitud (que culmina en Dios)…
A ESTO TE LLAMAMOS EN SU NOMBRE: A LA VIDA… ¿Quieres probarla?… Pues ven y prueba… aunque te advierto que causa adición…