La salvación no está asegurada por haber comido y bebido con el Señor, ni por haber escuchado atentos, pero sin cumplir su enseñanza. La salvación está asegurada por ser auténtico discípulo: comer y beber con Él, escuchar su enseñanza, pero cumpliéndola en nuestra vida, entrando por la puerta estrecha y apartándonos de toda maldad.
¡Caridad y Misión!
P. Chuno, CM
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