Uno de sus grandes sueños era ir de misión a la China, siguiendo las crónicas del P. Regit Clet. Sin embargo, debido a su gran facilidad para los estudios y la enseñanza, nada más ser ordenado presbítero, los superiores lo enviaron a la formación de los nuevos misioneros en los seminarios franceses.

Consigue marchar al país asiático diez años después, en 1835, y allí se incultura con la cultura para poder transmitir el evangelio dentro de fuertes persecuciones religiosas a los cristianos. En septiembre de 1839 es apresado y un año después muere «por disnea (falta de aire)» al ser crucificado en Wuhan. Era la hora nona de aquel día como sucedió como Jesucristo, el Evangelizador de los Pobres al que Juan Gabriel siguió y anunció durante los 38 años de su corta vida.

Sus restos mortales se encuentran en la capilla de la Casa Madre de la Congregación de la Misión desde 1860.

Fue beatificado en 1889 por el papa León XIII y canonizado en 1996 por Juan Pablo II.

En el año 2020 se le nombró patrón contra el nuevo coronavirus SARS-COV-2 (COVID-19) por haber muerto por asfixia en la misma ciudad del epicentro de la nueva enfermedad.

Su fiesta litúrgica de celebra el 11 de septiembre.

 

Para más información: 

Artículo sobre su martirio. 

Artículo sobre su correspondencia. 

Datos y curiosidades (en francés).