
Figuras tan conocidas como Woody Allen, Michael Jordan, Barbara Streisand, Eddie Murphy o la extravagante Lady Gaga nacieron en el barrio neoyorkino de Brooklyn, todos ellos eran casi vecinos de patio de Robert Maloney, sacerdote de la misión que desempeñó su labor de Superior General entre 1992 y 2004, el mismo nació en este mismo barrio en 1939.
Estudió en la Universidad St. John entre 1953-57 regentada por los Misioneros Vicentinos, en los cuales, es admitido en 1958. Se ordena sacerdote en 1966 y estudia Teología Moral en la Universidad Católica de América en Washington, recibiendo el doctorado en 1968. Durante 11 años fue profesor de Teología Moral en el Seminario María Inmaculada en Northampton, Pennsylvania, donde, después, también fue director de estudiantes y rector. Luego fue destinado como superior en la comunidad de formación en la Universidad del Niágara, Nueva York (1979-83). También desempeñó su trabajo como consejero provincial en el periodo 1972-81. Antes de llegar a la Curia General, como asistente, en 1986, estuvo de misionero en Panamá.
Doce años estuvo al frente de la Familia Vicenciana (1992-2004) dedicándose, después, a la difusión del cambio sistémico y a proyectos de solidaridad y promoción humana.
Contexto histórico y social
Después de la caída del bloque comunista cambiaron consideradamente las fronteras de Europa. Las dos Alemanias se unifican gracias a la destrucción del muro que las separaba, nacen nuevas naciones autónomas donde se producen, en ciertos casos, fuertes represiones bélicas, sobre todo en el territorio de la antigua Yugoslavia.
Estados Unidos llega a ser la gran superpotencia mundial difundiendo su estilo de vida por todas partes, mostrando sus ideales capitalistas y democráticos como la utopía mundial como producto principal del sueño americano. Sin embargo, son varios los problemas que acontecen a nivel interno e internacional que ponen en entredicho su potencia militar y de masas. Este decrecimiento se manifiesta en los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001 donde Al Qaeda arremete fuertemente sobre todo el bloque occidental. El país norteamericano responde al ataque con diversas y crueles guerras contra países islámicos (Irak y Afganistán).
Al otro lado del mundo, el gran dragón chino crece a nivel económico donde se convierte en una potencia importante. Los productos chinos cada vez tienen mayor presencia en el comercio internacional, así como sus inversiones, orientadas sobre todo a la búsqueda de materias primas y recursos energéticos por todo el mundo.
Los medios de comunicación de masas intensifican los movimientos migratorios y la información instantánea, que son producto de la globalización facilitando, de este modo, el libre intercambio de ideas entre los diferentes pueblos y culturas.
Contexto de la Congregación de la Misión
Con una cara nueva la Congregación iba caminando hacia el nuevo milenio, con los deberes hechos y las ideas claras. Toda su actividad se movía, como si de un tratamiento de rejuvenecimiento se tratase, volviendo al espíritu de sus orígenes y poniéndose manos a la obra para cumplir la misión encomendada por el Espíritu Santo.
Por ese motivo, en la XXXIX Asamblea General de 1998[1] la Congregación de la Misión reflexionó sobre sus retos y desafíos por medio de la revisión de sus puntos fuertes y sus puntos débiles, en esa asamblea, por primera vez, hicieron sus aportaciones miembros de las diferentes ramas de la Familia Vicenciana que mostraron sus inquietudes y compartieron con los Misioneros vicentinos las mismas preocupaciones por el servicio y la formación.
Los desafíos, retos y preocupaciones de la comunidad fueron, durante el gobierno de Maloney, los siguientes:
- Renovación continua por medio de la revisión de las casas, ministerios y estilo de vida para ser coherentes al carisma vicenciano y ser fieles al trabajo encomendado para con los pobres.
- Responsabilidad misionera para responder al clamor de los pobres, por medio del impulso de las misiones ad-gentes.
- Formación inicial y permanente para conocer y aprender a amar el carisma que nos distingue en la Iglesia por medio del estudio de su historia, sus ministerios, su espiritualidad, su relación con la Familia Vicenciana…
- El compromiso compartido de trabajar con la Familia vicenciana, no sólo en el ámbito espiritual, sino también social, como responsables de un mismo carisma y fieles a una misma misión. Para ello, conocer la historia, trabajo e identidad de cada una de las ramas vicencianas.
Logros y preocupaciones
Maloney se dedicó a difundir trabajos de gran importancia y calado pastoral para la Congregación de la Misión y la Familia vicenciana sobre el valor del trabajo de los laicos, la importancia de la comunidad, las misiones internacionales. Temas de sus documentos se centró en darle importancia al pobre y en el Dios vivo y personal.
Crea las misiones internacionales que dependen directamente de la Curia general y que se abre el apelo misionero para toda la Pequeña Compañía.
La Familia Vicenciana obtiene un gran protagonismo donde, no sólo las dos ramas de vida apostólica son las encargadas de evangelizar y servir a los pobres, sino que todos los que se sienten llamados al carisma de Vicente de Paúl son participes y responsables del trabajo. Anima a proyectos conjuntos además de la formación y de la vida espiritual.
[1] XXXIX AG Roma 6-31 julio 1998. “Con la familia vicenciana afrontamos los desafíos de la misión en el umbral del nuevo milenio”.








