Nace en Lunel (Montpellier), el 1 de marzo de 1856. Celebra su fecha de vocación el 7 de diciembre de 1874. Ordenado sacerdote el 22 de mayo de 1880. Después trabaja como profesor durante 34 años en Niza, Marsella, Montpellier, Roma y Noto.

Un hombre de gran estudio y canonista[1]. Es culto, esmerado e inteligente, y al mismo tiempo, autoritario y atento. Es elegido Superior General prácticamente por unanimidad el 30 de septiembre de 1919, a los 63 años.

Muere el 26 de enero de 1933, a los 77 años.

 

Contexto histórico y social

Nos encontramos en el periodo de entreguerras donde, políticamente, se caracteriza por la crisis de las democracias liberales, el ascenso de los fascismos y los regímenes autoritarios, así como el auge de los movimientos obreros de inspiración socialista o comunista que se inspiraban en el triunfo bolchevique de la Revolución Rusa. Económicamente, se produjo una cierta recuperación de la Gran Guerra y una etapa de euforia económica durante los años 20 que se vería truncada por el Crack del 29 y una profunda crisis que marcó los años 30. Tradicionalmente, la historiografía ha señalado esta época como el preludio que acabaría desembocando en la Segunda guerra mundial.

 

Contexto de la Congregación de la Misión

Paulatinamente, se iba consiguiendo más autonomía para las provincias, debido, tal vez, al aumento de nuevas misiones (Tierradentro, Costa Rica, Cuttack, Surabaya, Bikoro…). y la creación de nuevas dependencias provinciales.

Se producen varios reconocimientos de santidad de vicencianos, sobre todo la beatificación de la inestimable colaboradora y amiga de Vicente de Paúl; Luisa de Marillac; en 1920. En el mismo año se produce la Beatificación de las Mártires de Arras. Seis años después se beatifican a François y Gruyer, y en 1933 a Catalina Labouré.

Se impulsan los ministerios de educación, sobre todo en las universidades de Norteamérica.

 

Logros y preocupaciones

Tendrá que hacer frente al difícil período de entreguerras. Por eso al vivir el final de la gran contienda tiene la tarea de convocar la Asamblea general.

Apoya los trabajos de investigación vicenciana de Pierre Coste. Además, se comenzó el diálogo sobre el trabajo de adaptación de las nuevas constituciones al derecho canónico de 1917 cosa que duraría varios lustros más. Por otro lado, los votos de las Hijas de la Caridad se consideraron como simples y anuales. Se preocupó por las vocaciones y para que la austeridad existiera verdaderamente en la compañía misionera.

[1] El P. Verdier es autor de La Revelación ante la razón y Manual de Derecho Público Eclesiástico.