DÍA 26: DEVOCIÓN A LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA

Hoy el Señor te invita a mirar a María, la mujer del “sí”, la madre del silencio, la discípula fiel. Ella es modelo de oración, de humildad, de entrega. Como misionera, estás llamada a vivir con su espíritu: acoger la Palabra, meditarla en el corazón y llevarla a los demás con ternura y firmeza.

Respira profundo y repite esta frase-oración:

“María, Madre de la Misericordia, enséñame a vivir con fe, a servir con amor y a confiar como tú.”

Evangelio del día: Lucas 1, 46-48

Y María dijo: “Proclama mi alma la grandeza del Señor, mi espíritu se alegra en Dios mi salvador. Porque ha mirado la humildad de su esclava; desde ahora me felicitarán todas las generaciones”.

¡Palabra del Señor! ¡Gloria a Ti, Señor Jesús!

Enseñanzas de San Vicente de Paúl

María es el canal por el que Dios derrama su misericordia. Quien se pone bajo su guía, camina seguro hacia el servicio, hacia la humildad, hacia la santidad.».

 

Para la reflexión personal

El Magnificat es el canto de una mujer que confía plenamente en Dios, que reconoce su pequeñez y se alegra en su elección. María no se queda en sí misma, sino que sale al encuentro, como lo hizo con Isabel, llevando la presencia de Dios.

San Vicente nos invita a rezar a María como modelo de vida evangélica. Ella entendió y vivió el Evangelio mejor que nadie. En la misión, necesitamos su mirada, su paciencia, su fuerza silenciosa.

La oración vicenciana es una entrega total: ponerse bajo su protección, dejarse guiar por ella, vivir como ella vivió. María no es solo intercesora, es compañera de camino, madre que forma, que consuela, que impulsa.

¿Qué me enseña María sobre vivir la misión con humildad y confianza?

¿Me dejo guiar por María en los momentos de duda, cansancio o alegría?

Oración final

Madre de Misericordia,
te ofrecemos nuestra comunidad y nuestras vidas.
Protégenos con tu amor,
guíanos con tu ejemplo,
y ayúdanos a ser fieles a tu Hijo.
Que vivamos siempre entregados a Él y a ti.

Amén.

Gentileza de: Misevi España