DÍA 24: ORACIÓN MEDITATIVA
Hoy el Señor te invita a entrar en el silencio. A detenerte, a respirar, a tomar consciencia, a escuchar. La oración meditativa no es solo hablar con Dios, sino estar con Él, dejar que su presencia te transforme desde dentro. Como misionero/a, necesitas este espacio para renovar tu fuerza, tu paz y tu entrega.
Respira profundo y repite esta frase-oración:
“Señor, que mi silencio sea oración, y mi oración sea comunión contigo.”
Evangelio del día: 1 Tesalonicenses 5, 16-18
Estad siempre alegres. Orad constantemente. En todo dad gracias, pues esto es lo que Dios, en Cristo Jesús, quiere de vosotros.
¡Palabra del Señor! ¡Gloria a Ti, Señor Jesús!
Enseñanzas de San Vicente de Paúl
Dadme un hombre de oración y será capaz de todo; podrá decir con el santo apóstol: “Puedo todas las cosas en Aquél que me sostiene y me conforta”».
SVP XI, 778
Para la reflexión personal
San Pablo nos invita a orar constantemente, a vivir en gratitud y alegría. La oración meditativa es ese espacio donde el alma se aquieta y se abre a la acción de Dios. No es evasión, es encuentro profundo.
San Vicente decía: “Dadme un hombre de oración y será capaz de todo.” La oración es la raíz de toda misión. Sin ella, el servicio se vacía; con ella, se llena de sentido, de fuerza, de amor.
El poema nos recuerda que la oración ata la tierra a los pies de Dios. Es más poderosa de lo que imaginamos. Orar por uno mismo y por los amigos es un acto de comunión universal, una forma de abrazar el mundo desde el corazón.
¿Cómo practico la oración meditativa en mi vida misionera?
¿Por quién necesito orar hoy con más intensidad?
Oración final
He vivido mi vida.
Que Dios purifique lo que hice.
Y si no volvemos a vernos,
reza por mí.
La oración alcanza más
de lo que el mundo imagina.
Cuando oramos unos por otros,
la tierra se une al cielo
con hilos de oro
a los pies de Dios.
Amén.
Gentileza de: Misevi España