Dios se ocupa de nosotros. El destino del discípulo de Jesús será el mismo que el del maestro: persecución y cruz; pero, también como él, resurrección y gloria. Dios nos guarda donde las personas no pueden contra nosotros: en la gracia y la eternidad. Hoy, el evangelio de Mateo quiere recordar al discípulo que Dios le ama y provee, que estamos siempre en sus manos porque nos ama.

¡Caridad y Mision!

P. Chuno, CM

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