DÍA 15: AMIGOS DEL ALMA
Hoy el Señor te invita a entrar en lo profundo. A ese lugar interior donde habita Dios, donde se cultiva la amistad verdadera: con Él, contigo misma y con los demás. La oración es ese espacio sagrado donde el alma se encuentra con su Amigo fiel. Como misionero/a, necesitas beber de ese pozo para poder dar.
Respira profundo y repite esta frase-oración:
“Señor, hazme amiga del alma, que te busque en lo profundo y te encuentre en el silencio.”
Evangelio del día: Lucas 11, 1
Y sucedió que, estando él orando en cierto lugar, cuando terminó, le dijo uno de sus discípulos: “Señor, enséñanos a orar, como enseñó Juan a sus discípulos”.
¡Palabra del Señor! ¡Gloria a Ti, Señor Jesús!
Enseñanzas de San Vicente de Paúl
Una cosa importante, a la que usted debe atender de manera especial, es tener mucho trato con nuestro Señor en la oración, allí está la despensa de donde podrá sacar las instrucciones que necesite para cumplir debidamente con las obligaciones que va a tener. Cuando tenga alguna duda».
SVP XI, 236
Para la reflexión personal
El Evangelio nos muestra a los discípulos pidiéndole a Jesús: “Señor, enséñanos a orar”. Ellos vieron que su fuerza venía de ese diálogo íntimo con el Padre. Como misionero/a también necesitamos aprender a orar, no como técnica, sino como encuentro con el Amigo del alma.
San Vicente nos recuerda que la oración es la despensa del alma, el lugar donde se recibe luz, fuerza y dirección. En la misión, no basta con hacer: hay que estar con Él para saber cómo y cuándo actuar.
El poema nos habla de un pozo profundo donde habita Dios. A veces está cubierto de piedras, de ruido, de cansancio. Pero siempre está ahí. Ser misionero/a es desenterrar Dios cada día, en su interior y en los demás.
¿Cómo está hoy mi pozo interior? ¿Limpio, cubierto, seco, lleno?
¿Qué piedras necesito quitar para encontrarme con Él más profundamente?
¿Qué me dice hoy el Señor en el silencio?
Oración final
Hay un pozo muy profundo dentro de mí.
Y en él habita Dios.
A veces yo también estoy allí.
Pero más a menudo las piedras y la arena obstruyen el pozo,
y Dios está enterrado debajo.
Entonces Dios debe ser desenterrado de nuevo.
Amén.
Gentileza de: Misevi España