Oraciones de septiembre: «DÍA 10: MANSEDUMBRE ¡APRENDE DE MÍ QUE SOY MANSO!»
DÍA 10: MANSEDUMBRE ¡APRENDE DE MÍ QUE SOY MANSO!
Busca un lugar tranquilo. Si puedes, coloca una imagen de Jesús Buen Pastor o una cruz sencilla. Enciende una vela como símbolo de la luz suave y constante del amor de Dios.
Haz esta breve oración para disponerte:
“Señor Jesús, tú que eres manso y humilde de corazón, enséñame a vivir con serenidad, paciencia y ternura. Que este momento sea un encuentro contigo, fuente de paz.”
Evangelio del día: Mateo 11, 29
Aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón.
¡Palabra del Señor! ¡Gloria a Ti, Señor Jesús!
Enseñanzas de San Vicente de Paúl
No hay personas más constantes y firmes en hacer el bien que las que son amables y de buen humor».
Rybolt, Conferencias inéditas 369
Para la reflexión personal
La mansedumbre no es debilidad, es la fuerza del amor que no se impone, sino que se ofrece. Jesús nos invita a aprender de Él, no por su poder, sino por su corazón manso. En un mundo que grita, la mansedumbre es un testimonio silencioso pero poderoso.
San Vicente lo entendía bien:
“Las personas amables y de buen humor son las más constantes en hacer el bien.”
Como misioneros/as, estamos llamados/as a ser presencia de paz, de ternura, de paciencia, especialmente en medio del dolor, la incomprensión o el conflicto. La mansedumbre nos permite escuchar sin juzgar, acompañar sin imponer, servir sin esperar recompensa.
La oración de hoy es una súplica humilde:
“Deseo ser respetuosa y mansa… pero como soy débil, no puedo sin tu asistencia.”
Porque la mansedumbre no se improvisa: se cultiva, se pide, se aprende. Es una virtud que transforma nuestras relaciones, nuestra misión, nuestra forma de vivir el Evangelio.
¿Cómo reacciono ante la dificultad, la crítica o el conflicto? ¿Con mansedumbre o con dureza?
¿Cómo puedo ser signo de paz y mansedumbre en mi día a día?
Puedes cerrar este momento repitiendo en silencio:
“Señor, hazme manso como Tú. Que mi corazón refleje tu ternura y tu paz.”
Oración final
Señor,
quiero agradarte siendo mansa y respetuosa.
Ayúdame a cambiar,
a tratar con amor a mis hermanas.
Sin ti no puedo,
por eso te pido tu gracia,
y el ejemplo de Jesús,
manso y lleno de amor.
Amén.
Gentileza de: Misevi España